• Mujeres en la Historia y los Derechos humanos

Por Marta Suarez-FSN-Rosario-5/5/2025

Luisa Lallana nació en Rosario en 1910, era obrera portuaria, afiliada a la organización sindical anarquista Federación Obrera. Fue activista en las movilizaciones que en abril de 1928 organizara la Sociedad de Estibadores exigiendo aumento de salarios, que estuvieron inmóviles por 5 años. Se sucedían los piquetes y las huelgas eran reprimidas violentamente por la policía, que golpeaba y apresaba a trabajadores.

En respuesta a la represión las familiares de estibadores fundaron el Comité de Mujeres de Portuarios. Activa organización que apoyaba las luchas obreras y generaban actividades para recaudar fondos con que mantenerlas.

Por otra parte, organizaron el “Comité Pro Presos” que además de asistir a prisioneros, publicaban los hechos y exigían el cese del régimen de torturas imperantes en la sección investigaciones de la Jefatura de Policía de Rosario, donde perdieron la salud y hasta la vida decenas de trabajadores que participaban activamente en las tribunas públicas o en asambleas gremiales.

El 8 de mayo de 1928, mientras Luisa repartía volantes en medio de la movilización, un rompehuelgas, miembro de la Liga Patriótica Argentina, la hirió mortalmente con un disparo en la frente. Los volantes que repartía Luisa ese día estaban firmados por el del “Comité de Mujeres de Portuarios” y decía: “...Debemos apoyar esta huelga hasta ver coronados nuestros esfuerzos, nadie como nosotras que sentimos el dolor en carne propia al ver que nuestras compañeras están en este conflicto y que sufren moral y materialmente. Adelante compañeros y compañeras. A luchar hasta vencer, aunque para ello tengamos que sufrir”.

La lucha de esas mujeres nos dejó los inicios de lo que fueran los organismos de derechos humanos en el país y los comienzos de la organización de mujeres dentro de la lucha de clases en su doble rol. La de su clase y la propia. Nos queda a nosotras reconocernos continuadoras de esas gestas, participantes de un proceso que no iniciamos, sólo acomodamos sus formas a nuevos tiempos. Si olvidamos o desconocemos la historia, como decía Rodolfo Walsh, cada lucha deberá empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. 

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