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La necesaria construcción de un frente
Desde Camino al Frente venimos sosteniendo desde antes de la pandemia la necesidad de la unidad en la acción de los sectores populares para defender sus derechos con la solidaridad como principal política.
Desde Camino al Frente venimos sosteniendo desde antes de la pandemia la necesidad de la unidad en la acción de los sectores populares para defender sus derechos con la solidaridad como principal política.
Manipulando la democracia los sectores de poder han ido restringiendo los conceptos de democracia y el de la política, a la pura actividad electoral. Esto configura un triunfo del sistema capitalista, de las minorías que manejan el poder real y por ende un gran retroceso ideológico del campo popular.
Y esto ocurrió porque la Dictadura significó una gran derrota, terrorismo de estado mediante, no sólo militar, sino también política, de las fuerzas revolucionarias y progresistas de la sociedad argentina.
No quedó ninguna fuerza revolucionaria en pié, quedaron agrupaciones, individuos, que desde diciembre de 1983 han tratado de reconstruir la unidad y una nueva alternativa política que represente al conjunto de los trabajadores y el resto de los sectores populares.
Han transcurrido 42 años y aún no se pudo concretar un nuevo proyecto que reemplazara y diera continuidad al que quedó truncado. Por el contrario en lo que se llama campo popular se produjo una atomización de fuerzas y de sectores, que hoy tornan más difícil la construcción de un proyecto unitario.
Esto está directamente ligado al modo de producción vigente, muy distinto al que predominaba en la década del 70. Ya no existen conglomerados de miles de obreros que organizados en Comisiones Internas eran los sindicatos, las asambleas de fábricas eran la forma en que se practicaba la democracia participativa, la democracia sindical.
El golpe militar que impuso el terrorismo de Estado dirigió sus principales ataques a los obreros organizados, miles de ellos conforman los listados de desaparecidos.
El gran desarrollo tecnológico ha cambiado hasta la composición social de las clases. La sindicalización ha bajado, entre otras cosas por la existencia cada vez más extendida del llamado “trabajo en negro” cuyos intereses, de clase trabajadora no son representados por las burocracias sindicales que se aferran a la letra fría de los convenios colectivos y la desactualizada ley de Asociaciones Sindicales.
Según Marx “las condiciones de existencia determinan la conciencia” y esto es así con los millones de personas que se ganan la vida con trabajos individuales, ya sean profesionales o simples obreros, es funcional a la dispersión organizativa. No hay partidos obreros, hoy todos son policlasistas, salvo expresiones minoritarias que se asumen como tales.
Pero a pesar de todo la necesidad va uniendo, en la calle, en actividades a distintos sectores, así es como proliferan “multisectoriales” para pocas reivindicaciones generalmente salariales o como organismos de defensa.
La característica esencial de estos agrupamientos, es la de una democracia horizontal donde no priman las identidades partidarias tradicionales.
El frente que propugnamos se va conformando en los hechos, no por bajadas de línea de alguna conducción vertical y se construye sobre denominadores comunes, el interés común.
Como Camino al Frente participamos en lo que llamamos el FRENTE POR LA SOBERANIA NACIONAL que contiene a agrupaciones de distinto tipo e individualidades que quincena a quincena se reúnen para tratar los temas que los preocupan y definiendo acciones por consenso.
Somos conscientes que esta construcción adquirirá su madurez en un tiempo que no será corto, aunque siempre en la vida de las sociedades ocurren hechos que aceleran los tiempos, por la felicidad de nuestro Pueblo ojalá que sea así.
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