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Discusión del aborto legal: un retroceso imposible
Por María Rita Ciucci – FSN
Pareciera una característica de esta coyuntura, volver sobre cuestiones ya saldadas, socialmente consensuadas e incluso con estatuto legal.
Se ha llegado al extremo de reivindicar los crímenes atroces de la dictadura más sangrienta que vivió nuestra patria.
Hemos escuchado a la vice presidenta de la Nación en extensos alegatos defendiendo los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los genocidas de la última dictadura militar. Hemos escuchado sus encendidos discursos reivindicando su accionar. También cuando, en entrevistas periodísticas, sostuvo que los apoya aun frente a las pruebas de la existencia de centros clandestinos, torturas, apropiación de bebés y posterior desaparición forzada de sus madres.
Al mismo tiempo, esta misma persona, sostiene que el aborto es un crimen, que debe eliminarse la Ley IVE (interrupción voluntaria del embarazo). Para ello argumenta que “el derecho a la vida, a la libertad y a la dignidad no deben estar sujetos a las decisiones de las mayorías y ninguna autoridad legítima tiene potestad sobre ellas…se protegen siempre, para todos, en cualquier circunstancia”.
¿Cómo es posible reivindicar el accionar de la dictadura que torturó jóvenes embarazadas, se apropió de sus hijos y luego las desapareció y al mismo tiempo erigirse defensora de vidas inocentes?
Dejando de lado este terrible y lamentable caso que ameritaría actuaciones de oficio por apología de delitos contra la humanidad, centrémonos en los argumentos que intentan permear el sentido común.
Al escuchar la afirmación “no al aborto”, pareciera que se intenta impedir algo frente a la posibilidad de que eso ocurra. Sin embargo, el problema es el punto de partida respecto a la realidad de nuestro país, y especialmente del NOA.
El aborto OCURRE. Previo a toda discusión teórica, ética o la que se prefiera.
En realidad lo que esa frase debiera decir es “No al aborto legal, seguro y gratuito”. Porque, lamentablemente, el aborto ya era una realidad y provocaba miles de muertes de niñas o mujeres que recurrían a prácticas clandestinas e inseguras por ser pobres. Antes de la sanción de la Ley 27.610 que regula el acceso a la IVE y a la atención postaborto, los datos eran estremecedores. La última medición del Ministerio de Salud de la Nación, previa a su sanción, indicaba que más de 500.000 mujeres eran atendidas, por año, en centros de salud por complicaciones post-aborto. Los que se realizaban de modo exitoso y sin complicaciones no se registraban.
No existe estadística que muestre que la legalización incrementa la realización de los abortos, más bien existen estudios que muestran claramente una disminución de casos. Lo que sí evita, son las miles de muertes de niñas o mujeres que recurren a prácticas clandestinas e inseguras porque son pobres. Y evita el negocio despreciable de quienes lucran en las clínicas y sanatorios a costos exorbitantes, cuanto más “prestigioso” es el médico y más “segura” la clínica, más caro el “servicio”.
La legalización del aborto no aumentó los casos, tal como la ley de divorcio no “destruyó la familia”. No habrá más abortos, habrá menos niñas y mujeres pobres muertas y las clínicas y médicos hipócritas dejarán de ganar fortunas.
Está probado por muchísimas investigaciones en todo el mundo, que la educación reduce significativamente la cantidad de embarazos no deseados. En Argentina la ESI (Educación Sexual Integral) es Ley pero se cumple parcialmente. Garantizar el derecho a la educación y acceso al conocimiento de todxs, es una responsabilidad del Estado.
No está en cuestión el valor de la vida humana y su dignidad. Claramente la diferencia radica en la lectura de la realidad y en el modo de defender esos valores.
La educación sexual integral y los métodos anticonceptivos son eficaces para prevenir e impedir miles de abortos. Cuando no funcionan, evitar la muerte por procedimientos seguros, legales y gratuitos. Eso no implica estar a favor del aborto, sino a favor de la vida, desde una interpretación que se hace cargo que antes de la IVE, el aborto era un privilegio de clase, un negocio para algunos médicos inescrupulosos y el riesgo de muerte para las mujeres pobres.
Educación sexual para decidir.
Anticonceptivos para no abortar.
Aborto legal para no morir.