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¿Se viene el apocalipsis?
Fecha de Publicación: 07-12-2025
Por: Juan Maya-Colaboración
El debate sobre el fin de una era se viene dando desde la última década del siglo XX. A 25 años de comenzado el siglo XXI, la crisis de valores cobró mayor relevancia.
El tema central es la discusión sobre el mundo de las ideas que constituyen los fundamentos que legitiman esta sociedad.
Vivimos una hipermodernidad y una era digital que nos presenta el desencanto de un mundo fragmentado. Se profundiza la precariedad de la vida en general, el trabajo, los afectos y los lazos sociales. Vivimos saturados de información, las "fake news" predominan. La duda sobre la razón como fuente de progreso, planteada por Adorno, Horkheimer, se ha exacerbado. La razón instrumental se manifiesta hoy en la primacía de los algoritmos y la Inteligencia Artificial (IA).
Los algoritmos y la Inteligencia Artificial no solo optimizan la producción y el consumo, sino que también moldean la percepción de la realidad, el trabajo y las interacciones humanas. La promesa de progreso tecnológico convive con la amenaza de la precariedad laboral masiva y el control social a través de los datos.
LA INSTITUCIÓN ESCUELA EN DECADENCIA
En ese contexto, la escuela, como dispositivo “base” de la construcción de los Estados modernos, también está en crisis, se discute cuál es su “función” y la “legitimidad” de la escuela tradicional.
Las nociones de cambio social y progreso humano han variado conceptualmente. La razón, como verdadera fuente del progreso humano propuesta por los iluministas en el siglo XVIII está en duda, incluso como único medio válido para comprender la realidad.
Theodor Adorno plantea en la “Educación después de Auschwitz” un texto base para comenzar a entender lo que se discute y un signo de los tiempos. Desde la perspectiva de Adorno para que Auschwitz no se repita es necesario proponer cambios en la educación. Y Auschwitz se repite en Gaza, en Somalia, en Irak y ahora podría ser el turno de Venezuela.
En este sentido, las instituciones educativas enfrentan el reto de educar para un mundo que cambia a una velocidad exponencial, donde la validez del conocimiento y la noción de autoridad y de lo que es o no moral y ético se disuelven en el flujo de la red.
FRAGMENTACIÓN Y NEOLIBERALISMO DIGITAL
La lógica "tecnourbano-masivoconsumista" se volvió global y personalizada.
El capitalismo ya no solo se encuentra "a flor de piel," sino en la subjetividad digital del individuo, cuyo deseo y atención son la principal materia prima de las grandes plataformas, capitalismo de vigilancia, el "panóptico" de Foucault perfeccionado. El sistema capitalista financiero actual ha exacerbado la desigualdad y la fragmentación social a nivel mundial.
UN MUNDO DE POCOS RICOS CON MUCHOS POBRES SIN ESPERANZAS
Es obvio, pero por las dudas hay que señalar que no es lo mismo hablar de de desarrollo desde los países llamados “centrales” que desde la Argentina y otros países periféricos.
Acá el desarrollo está directamente condicionado por la dependencia, económica y cultural. Lo que suele predominar es la irracionalidad exasperante entre discurso y realidad. Los impulsos desindustrialistas de las últimas décadas, agravadas con las políticas "libertarias" actuales conviven con pobreza, la indigencia y la marginalidad.
A veces, hay apariencias de desarrollo en contextos infrahumanizados. Argentina vivió el siglo pasado y el presente inmerso en una realidad de mutaciones, agotamientos y reformulaciones.
El 2001 nos llevó al subsuelo del drama social que aún padecemos y los gobiernos de turno se empeñaron en no dejarnos salir de allí. Y ahora con el psicópata legitimado por el voto democrático vamos directo al infierno. La desolación nos espera con los brazos abiertos y una sonrisa.
LAS SEÑALES DE LA CALLE
Experimentamos el mundo en perpetua incertidumbre y desintegración, penas y angustias, ambigüedad y contradicción. “Todo lo que consideramos sólido en nuestra existencia se desvanece en el aire”.
En nuestra historia, no muy lejana, supimos tener el “Kaiser Carabela” y el “Torino” eran espléndidos coches símbolos de dos épocas del país. Ni hablar de la creación y producción de aviones. Eran los tiempos cuando un trabajador podía identificar su juventud y su energía sexual con aquello que producía. Cuando se movía la gran línea de producción provocaba emoción formar parte de ella, los trabajadores de Córdoba, Rosario o el Gran Buenos Aires podían sentirse la vanguardia del Movimiento Obrero organizado y éste, aún, la “columna vertebral”.
Hoy aquel mundo está derrumbado. La desocupación y la depresión ocuparon el espacio. El país que aquellos trabajadores construían o creían estar construyendo se fue con el viento. Esos trabajadores ya no son jóvenes, ni fuertes, ni orgullosos, muchos ni siquiera son empleados. Algunos cobran las migajas de un plan social y otros son abandonados con una urgencia desesperada.
FUTURO Y DESESPERACIÓN
En la sociedad la "justicia social" y la "solidaridad" se cambió por el "mérito" y la "competencia". Ahora es necesario aprender a "invertir". El problema es que no hay nada para invertir.
Es previsible que la corrupción continúe mientras este modelo económico financiero a escala mundial, según los resultados a la vista, siga dividiendo la sociedad entre los que tienen y los que son excluidos.
Los temores apocalípticos se diversificaron y se materializaron en forma de crisis sistémicas ineludibles.
¿Habrá evolución o "salto del homo sapiens"? ¿Hacia dónde será ese "salto"?
¿Será el próximo salto evolutivo una fusión con la máquina, o el pensamiento digital? ¿Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo Ser, la IA? ¿El ser humano ya es obsoleto? Será por eso que la llegada del 3i/Atlas nos llena de curiosidad e incertidumbre. La posibilidad de una "civilización" más desarrollada excede la capacidad de comprensión y control de la humanidad, por eso nuestro temor.
Hay una evolución en camino, pero esta evolución ya no será individual, no será una ontogénesis sino un proceso que aún no tiene nombre, quizás pueda ser identificada y categorizada dentro de varias décadas, pero es evidente que se aproxima inexorablemente. Probablemente una nueva etapa de la filogénesis de la especie, un salto inesperado del homo sapiens, ya no el hombre que piensa sobre su pensamiento sino el pensamiento mismo. Seguramente un mundo nuevo, fascinante que se avecina aceleradamente con nuevas preguntas y para el cual nuestros dirigentes actuales, que atrasan un siglo, ya no tienen respuestas.