• La Reja- Experiencias carcelarias

Fecha de Publicación: 21-09-2025

Colaboración de Marta Remón-Docente del sistema penal en Mendoza

Hace días que mi hermana me mandó, como otras veces me mandó ropa para las madres, muñecas para las niñas que están presas junto con sus madres en la alcaidía de mujeres en el predio de la Dirección de la Niñez, adolescencia y Familia (Dinaf).

Unas muñecas hermosas, muy cuidadas, nuevas se veían. Eran dos tipos peponas y dos chiquitas.

Cuando entré al lugar donde se deja el documento y luego revisan las penitenciarías de seguridad lo que uno lleva, saqué las muñecas e inmediatamente se agarraron las muñecas grandes: una me dijo que era para sus hijas, y la otra para su sobrina, y porque le recordaba su niñez”.

Fue un espectáculo, un espectáculo feo para mí, donde luché cuerpo a cuerpo con las mujeres para quitarles las muñecas, explicándoles que no eran para ellas, que era una donación para las niñas, que yo no estaba cumpliendo con el motivo por el cual me las había regalado mi hermana. Sale la penitenciaria que estaba de jefa, ya que la directora está de licencia y yo pensé: acá se pone todo en orden. No fue así. Me miró con cara de déjeselas. No, le dije, es para las niñas de acá.  Así estaba yo defendiendo las muñecas, mientras esperaba a las penitenciarías que llevan a los niños a la mañana a un jardín maternal y los traen a las doce.

Estaba en una oficina conversando con la jefa de educación, cuando llegan, les muestro las muñecas y les explico la situación, las miran bien y me dicen que las guardarán para dárselas de regalo de cumpleaños, ya que están tan lindas.

Una de ellas me dice, pensando en lo que había pasado con este deseo de quedarse las compañeras con las muñecas “son iguales, lo que las separa es la puerta”. Fue lo que yo pensé cuando no me querían devolver las muñecas y me decían que las iban a romper, que no las iban a aprovechar, que las mujeres las iban a esconder y no se las darían a sus hijas.

Me acordé de la frase de Paco Urondo “de este lado de la reja está la realidad, del otro lado de la reja está la realidad, lo único irreal es la reja”. Qué necesario es trabajar con las mujeres que están de los dos lados de la reja.

Me fui prometiéndoles llevarles regalos para sus hijas. Pero estos no.