• La historia oculta del sionismo

Fecha de Publicación: 21-09-2025

Historia oculta del sionismo

El autor Ralph Schoenman fue Director Ejecutivo de la Fundación para la Paz Bertrand Russell, cargo en el que negoció con numerosos jefes de Estado. Logró la liberación de presos políticos en numerosos países e inició el Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra de Estados Unidos en Indochina, del que fue Secretario General.

De larga trayectoria política, fundó el Comité de los 100, que organizó la desobediencia civil masiva contra las armas nucleares y las bases estadounidenses en Gran Bretaña. Fue fundador y director de la Campaña de Solidaridad con Vietnam y director del Comité "Quién Mató a Kennedy".

También ha sido líder del Comité para la Libertad Artística en Irán, codirector del Comité en Defensa de los Pueblos Palestino y Libanés, director de Trabajadores y Artistas Americanos por la Solidaridad y director ejecutivo de la Campaña Palestina que pedía el fin de toda ayuda a Israel y una Palestina democrática y secular.

Entre sus libros anteriores se incluyen Bertrand Russell: filósofo del siglo , Muerte y saqueo en el Congo: un estudio sobre el gobierno occidental , del que fue coautor junto a Khalid Ahmed Zaki, Prisioneros de Israel , escrito con Mya Shone, e Irak y Kuwait: una historia suprimida .

 “Historia oculta del sionismo” es tenido como libro de cabecera para quienes quieran conocer este movimiento político ideológico.

Un anticipo de su contenido. Al final el enlace para descargarlo

Sionismo y fascismo

La historia del sionismo, en gran parte ocultada, es sórdida.

Mussolini constituyó escuadrones del movimiento juvenil sionista revisionista, Betar,

con camisas negras al modo de sus propias bandas fascistas. Cuando Menajem Beguin se

convirtió en jefe de Betar, prefirió las camisas pardas de las bandas de Hitler, uniforme que

Beguin y los miembros de Betar llevaron en todas las asambleas y concentraciones, que se

abrían, desarrollaban y cerraban con el saludo fascista.

Simon Petilura era un fascista ucraniano que dirigió personalmente los pogromos

que mataron a 28.000 judíos en 897 pogromos distintos. Jabotinsky negoció una alianza

con Petilura, proponiendo una fuerza policial judía que acompañase a las fuerzas de

Petilura en su lucha contrarrevolucionaria contra el Ejército Rojo y la Revolución

Bolchevique, lucha que incluía el asesinato de los campesinos, obreros e intelectuales que

defendían la revolución.

 

Colaboración con los nazis

La estrategia de reclutar a los europeos que odiaban virulentamente a los judíos y

alinearse con los movimientos y regímenes más perversos como patronos financieros y

militares de una colonia sionista en Palestina, no dejaron de lado a los nazis.

La Federación Sionista de Alemania envió un memorándum de apoyo al Partido

Nazi el 21 de junio de 1933. En el mismo señalaba: «...un renacimiento de la vida nacional como el que se da en la vida alemana... debe tener lugar también en el grupo nacional judío.

«Sobre las bases del nuevo estado (nazi) que ha establecido el principio de la raza, deseamos encajar nuestra comunidad en la estructura de conjunto de manera que también para nosotros, en la esfera a nosotros asignada, podamos desarrollar una actividad fructífera por la Patria...»

Lejos de repudiar esta política, el Congreso de la Organización Sionista Mundial de

1933 rechazó por 240 votos contra 43 una resolución que llamaba a actuar contra Hitler.

Durante ese mismo congreso, Hitler anunció un acuerdo comercial con el Banco

Anglopalestino de la Organización Sionista Mundial, lo que rompía el boicot judío al

régimen nazi en un momento en que la economía alemana era extremadamente vulnerable.

Era el momento más álgido de la depresión, cuando la gente pagaba con sacos de marcos

alemanes desvalorizados. La Organización Sionista Mundial rompió el boicot judío y se

convirtió en el principal distribuidor de productos nazis en todo el Oriente Medio y el

Norte de Europa. Fundaron en Palestina el Ha'avara, banco destinado a recibir dinero de

la burguesía judeoalemana, con el que se adquirieron grandes cantidades de productos

nazis.

 

Abrazando a las SS

Luego los sionistas llevaron a Palestina al barón Von Mildenstein, del Servicio de

Seguridad de las SS para realizar una visita de seis meses en apoyo al sionismo. Esta visita

condujo a un informe en doce capítulos de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de

Hitler, en Der Angriff (El asalto) en 1934 ensalzando al sionismo. Goebbels ordenó que se

acuñase una medalla con la svástica en un lado y la estrella de David sionista en el otro.

En mayo de 1935, Reinhardt Heydrich, jefe del Servicio de Seguridad de la SS,

escribió un artículo en el que dividía a los judíos en “dos categorías”. Apoyaba a los judíos

sionistas: «Cuentan con nuestros mejores deseos y con nuestra buena voluntad oficial.»80

En 1937 la milicia sionista “socialista” laborista, las Haganah (fundadas por

Jabotinsky), envió a un agente (Feivel Polkes) a Berlín ofreciéndose a espiar para el

Servicio de Seguridad de las SS a cambio de la liberación de riquezas judías para la

colonización sionista. Adolf Eichmann fue invitado a Palestina como huésped de las

Haganah.

Feivel Polkes informó a Eichmann: «Los círculos nacionalistas judíos estuvieron muy

complacidos por la política radical alemana, puesto que con ella la fuerza de la población judía en Palestina crecería de modo que en un futuro previsible los judíos lleguen a tener superioridad numérica sobre los árabes La lista de actos de colaboración sionista con los nazis es muy extensa. ¿Qué puede explicar esa increíble disposición de los dirigentes sionistas a traicionar a los judíos de Europa? Toda la justificación del Estado de Israel por parte de sus apologistas se ha basado en que pretendía ser el refugio para los judíos perseguidos.

Por el contrario, los sionistas veían cualquier esfuerzo por rescatar a los judíos

europeos no como cumplimiento de su objetivo político sino como amenaza para todo su

movimiento. Si los judíos de Europa se salvaban, querrían ir a cualquier otra parte, y la

operación de rescate no tendría nada que ver con el proyecto sionista de conquistar

Palestina.

 

Sacrificio de los judíos de Europa

En línea con los actos de colaboración con los nazis a lo largo de los años 30,

cuando hubo intentos de cambiar las leyes de inmigración a los Estados Unidos y a Europa

Occidental para ofrecer refugio simbólico a los judíos perseguidos de Europa, fueron los

sionistas los que organizaron activamente el sabotaje de esos esfuerzos.

Ben Gurion informó a una asamblea de sionistas laboristas de Gran Bretaña en

1938: «Sí yo supiese que era posible salvar a todos los niños de Alemania llevándolos a la Gran Bretaña y sólo a la mitad de ellos transportándoles a Eretz Israel, optaría por la segunda alternativa.

Esta obsesión por colonizar Palestina y ser más que los árabes llevó al movimiento

sionista a oponerse a cualquier rescate de los judíos amenazados de exterminio, para que

no hubiese obstáculos a la desviación de una mano de obra selecta a Palestina. Entre 1933

y 1935, la Organización Sionista Mundial rechazó a las dos terceras partes de los judíos

alemanes que pidieron un certificado de inmigración.

Berel Katznelson, director del Davar sionista laborista, describía los “criterios crueles

del sionismo”: había judíos alemanes demasiado viejos para procrear en Palestina, sin

cualificación profesional para levantar una colonia sionista, que no hablaban hebreo y que

no eran sionistas. En lugar de esos judíos amenazados de exterminio, la Organización

Sionista Mundial llevó a Palestina a 6.000 jóvenes sionistas bien entrenados de los Estados

Unidos, la Gran Bretaña y otros países en que no había amenaza. Peor aún, no sólo la

OSM fue incapaz de encontrar ninguna alternativa para los judíos enfrentados al

holocausto, sino que la dirección sionista se opuso beligerantemente a todos los esfuerzos

para encontrar refugio a los judíos que huían.

En fecha tan tardía como 1943, cuando los judíos de Europa estaban siendo

exterminados por millones, el Congreso de los Estados Unidos propuso formar una

comisión para “estudiar” el problema. El rabino Stephen Wise, principal portavoz

americano del sionismo, acudió a Washington a declarar contra una ley de rescate porque

distraería la atención de la colonización de Palestina.

El mismo rabino Wise, en 1938, actuando como líder del Congreso judío

Americano, escribió una carta oponiéndose a cualquier cambio en las leyes de inmigración

americanas que permitiese a los judíos buscar refugio allí. Afirmaba: «Puede que os interese

saber que, hace algunas semanas, los representantes de las principales organizaciones judías se reunieron en conferencia... Se acordó que ninguna organización judía patrocinase ahora ninguna ley que de algún modo cambie las leyes de inmigración”

 

Un pacto militar con el nazismo

El 11 de enero de 1941, Isaac Shamir (actual Primer Ministro de Israel), propuso un

pacto militar formal entre la Organización Militar Nacional (OMN), es decir, el Irgun

sionista, y el Tercer Reich nazi. Esta propuesta se conoció como documento de Ankara

por haber sido descubierta tras la guerra en los archivos de la embajada alemana en

Turquía. Dice lo siguiente: «La evacuación de las masas judías de Europa es precondición para

resolver la cuestión judía; pero ésta sólo puede ser posible y completa mediante el asentamiento de esas masas en el hogar del pueblo judío, Palestina, y mediante el establecimiento de un estado judío en sus fronteras históricas...

«La OMN, buena conocedora de la buena voluntad del gobierno del Reich alemán y sus

autoridades para con la actividad sionista en Alemania y los planes de emigración sionistas, opina que:

«1. Puede haber intereses comunes entre el establecimiento de un Orden Nuevo en Europa según la concepción alemana, y las auténticas aspiraciones nacionales del pueblo judío encarnadas por la OMN.

«2. Sería posible la cooperación entre la nueva Alemania y un Hebraium nacional popular

renovado y

«3. El establecimiento de un estado judío histórico sobre bases nacionales y totalitarias, atado por una alianza al Reich alemán, podría ser de interés para el mantenimiento y reforzamiento de una futura posición alemana de poder en el Oriente Próximo.

«A partir de esas consideraciones, la OMN en Palestina, a condición de que las mencionadas

aspiraciones nacionales del movimiento de liberación israelí sean reconocidas por el Reich alemán, se ofrece a participar activamente en la guerra del lado de Alemania.»92

 

La perfidia sionista

La perfidia sionista -la traición a las víctimas del Holocausto- fue la culminación de

su intento de identificar los intereses de los judíos con los del orden establecido.

Actualmente, los sionistas vinculan su estado al brazo coactivo del imperialismo americano

-desde los escuadrones de la muerte latinoamericanos hasta las operaciones encubiertas de

la CIA en los cuatro continentes.

Esta sórdida historia está arraigada en la desmoralización de los fundadores del

sionismo, que rechazaban la posibilidad de superar el antisemitismo mediante la lucha

popular y la revolución social. Moses Hess, Theodor Herzl y Haim Weizmann eligieron el

lado malo de las barricadas, el del poder estatal, la dominación de clase y la explotación.

Propugnaron una supuesta disyuntiva entre emancipación de la persecución y necesidad

del cambio social. Comprendieron perfectamente que el cultivo del antisemitismo y la

persecución de los judíos eran obra de la misma clase dominante cuyo favor solicitaban.

Al buscar el patrocinio de los propios antisemitas, revelaron varios motivos: la

adoración del poder, al que asociaban con la fuerza; el deseo de poner fin a la “debilidad” y

vulnerabilidades judías, dejando de ser perpetuos marginales.

Esta sensibilidad distaba poco de la asimilación de los valores e ideas de los propios

antijudíos. Los judíos, escribieron los sionistas, eran realmente un pueblo indisciplinado,

subversivo, disidente, merecedor del escarnio que les deparaban. Los sionistas alimentaron

desvergonzadamente el odio racista a los judíos. Adorando al poder, recurrieron al deseo

antisemita de los Von Plehve y los Himmler de librarse de un pueblo víctima radicalizado

de antiguo por la persecución, un pueblo que nutría las filas del movimiento revolucionario

y cuyo sufrimiento aportó sus mejores inteligencias a la fermentación de las ideas contra

los valores establecidos.

El sucio secreto de la historia sionista estriba en que el sionismo se sentía amenazado

por los propios judíos. Defender al pueblo judío de la persecución implicaba organizar la

resistencia a los regímenes que les amenazaban. Pero esos regímenes encarnaban el orden

imperial que abarcaba a la única fuerza social que quería o podía imponer una colonia de

ocupación al pueblo palestino. Por tanto, los sionistas necesitaban la persecución de los

judíos para convencer a los judíos de que se convirtiesen en colonizadores de lejanas

tierras, y necesitaban a los perseguidores para patrocinar la empresa.

Pero la judería europea nunca manifestó ningún interés en colonizar Palestina. El

sionismo fue siempre un movimiento marginal entre los judíos, que aspiraban a vivir en los

países donde nacieran libres de discriminación o a escapar de la persecución emigrando a

las democracias burguesas percibidas como más tolerantes.

De ahí que el sionismo no pudiese nunca responder a las necesidades o aspiraciones

de los judíos. El momento de la verdad vino cuando la persecución dio paso al exterminio

físico. Confrontados a la prueba única y definitiva de su relación real con la supervivencia

judía, los sionistas no sólo fueron incapaces de dirigir la resistencia o defender a los judíos,

sino que sabotearon activamente los esfuerzos judíos por boicotear la economía nazi.

Incluso entonces buscaron el patrocinio de los propios asesinos de masas, no sólo porque

el Tercer Reich parecía lo bastante fuerte como para imponer una colonia judía, sino

porque las prácticas nazis concordaban con los presupuestos sionistas.

Había un terreno común a nazis y sionistas, expresado no sólo en la propuesta del

Irgun de Shamir de formar un estado en Palestina sobre una “base totalitaria nacional”.

En su última obra, El Frente de Guerra Judío, Vladimir Jabotinsky escribió sobre sus

planes para el pueblo palestino: «Como tenemos esta gran autoridad moral para considerar con calma el éxodo de los árabes, no tenemos que desfallecer ante la posible partida de 900.000. Recientemente Herr Hitler ha reforzado la popularidad de los traslados de población.

Esta notable afirmación de Jabotinsky en El Frente de Guerra Judío resume el

pensamiento sionista y su bancarrota moral. La matanza de los judíos dio al sionismo una

“gran autoridad moral” ... ¿para qué? “para considerar con calma el éxodo de los árabes”. La

lección de la destrucción de los judíos por los nazis era que a los sionistas les estaba

permitido deparar la misma suerte a toda la población palestina.

Siete años más tarde, los sionistas emularon a los nazis, cuya protección habían

buscado y a veces conseguido, cubriendo a la ensangrentada Palestina de múltiples Lidices,

94 empujando al exilio a 800.000 personas.

Los sionistas abordaron a los nazis con el mismo espíritu con que habían abordado a

Von Plehve, actuando sobre la base de la concepción perversa de que el odio a los judíos

era útil. Su objetivo no era rescatar, sino obligar a enrolarse a los pocos elegidos -mientras

el resto eran abandonados a su suerte agonizante-.

El sionismo buscaba cuerpos con los que colonizar Palestina y prefería millones de

cadáveres judíos a cualquier rescate que pudiese asentar a los judíos en otra parte.

Si alguna vez hubo pueblo en condiciones de comprender el significado de la

persecución, el dolor de ser refugiados perpetuos y la humillación del desprecio, debieran

ser los judíos.

En lugar de mostrar compasión, los sionistas celebraron la persecución de los demás,

al igual que primero habían traicionado a los judíos y luego les habían degradado. Eligieron

a un pueblo como víctima para infligirle el designio de los conquistadores.

Comprometieron a los judíos supervivientes con un nuevo genocidio contra el pueblo

palestino, cubriéndose, con ironía salvaje, con el manto colectivo del Holocausto.

 

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