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“¿Cuál es tu sueño? ¡Pensá en tres deseos!”
Fecha de Publicación: 07-09-2025
Por Armando Benitez-FSN-Chaco
Siguiendo con la dominación capitalista.
La ideología dominante naturaliza barbaridades, una de las más nocivas es el aislamiento de las personas, aún moviéndose en un mismo ámbito social hay personas que no se conocen entre sí, mal pueden conocer los deseos del otro.
Los sueños de las personas, los deseos, suelen ser muy nobles, pero el capitalismo ha logrado dominarlos, hacerlos muy personales, individuales, enmarcándose en el “sálvese quien pueda”.
Hasta tal punto, que una superexplotación en el trabajo, como lo son las horas extras, pasa a ser un deseo, no un ataque a la dignidad humana. Y aún así, hoy muchos trabajadores no alcanzan a cubrir los gastos del mes ni aún trabajando esas horas extras.
Cuando el nivel salarial es un poquito más alto y el ingreso de la pareja permite otros gastos por encima de una canasta básica, los proyectos son más individuales, reducidos al círculo familiar más íntimo, y este nivel de confort a veces los termina separando, incluso, de sus familias mas grandes. “No nos dá para invitar a todos viste? además ellos tienen muchos chicos y nuestra casa no es grande…”
Así los estereotipos sociales dominantes rompen los lazos familiares, “hay ricos y pobres…”Y a veces el sacrificio de algunos hijos fue para que fulanito o fulanita pudiera ser profesional y a la hora de las vacaciones no se acuerdan de sus viejos, que nunca tuvieron una.
Los deseos son manipulados por la sociedad de consumo, cambia los órdenes de prioridades, hay casos en los que primero está la estética antes que la solidaridad, la hija puede haberse colocado botox, para verse mejor, mientras a su padre le faltan varias piezas dentales, y no es por falta de amor filial, sino no existe la solidaridad aún en el seno de una familia de asalariados, no se puede esperar otra actitud para con sus compañeros de trabajo.
Mientras tanto en la religiosidad popular se canalizan sueños y deseos altruistas, se hacen promesas, se las cumplen. Basta con ver las peregrinaciones a la Virgen de Itatí, a San Cayetano, a San Expedito, al Gauchito Gil y tantos otros y otras. No se pide sólo para uno, se pide para los hijos, para la familia, para la humanidad.
Por lo general los peregrinos son asalariados, pequeños propietarios, como los que llevan su primer auto para que lo bendigan en Itatí, todas estas celebraciones populares son fiestas de esperanza, la gente es generosa.
Esos sueños colectivos deberían extenderse y profundizarce, porque el bienestar nunca es total si a nuestro lado sufre un prójimo. La llave es el ingreso familiar, el de uno solo de los miembros de una pareja debería ser suficiente para la vida digna de una familia.
El trabajo debería ser una realización personal no una carga, ese sería un sueño individual y colectivo. Pero para eso hay que soñar con terminar con el capitalismo.
Y ese sueño colectivo no es irrealizable, es posible. ¿O es imposible que un médico del Garraghan gane lo mismo o más que un bancario o que un docente gane más que un vendedor?
La cuestión está en no naturalizar barbaridades, en recuperar el sentido común, el sentido de los comunes no el de las elites que se han impuesto.
Nuestra sociedad está reaccionando, ya fue más contundente la respuesta ante el robo a las discapacidades, no solo por el recorte presupuestario, sino también por las coimas descaradas.
Claro que aún falta reconstruir la solidaridad, a los jubilados y jubiladas se les sigue negando justicia. Ser jubilado es el destino de todo trabajador, ¿cómo puede ser que la CGT pueda mirar hacia otro lado? Tener representaciones sindicales, políticas, genuinas, honradas debe ser otro deseo colectivo, más que eso, debería ser un objetivo inmediato. Las nuevas generaciones nos miran.