• A 53 años de la Fuga

Fecha de Publicación: 17-08-2025

Por Marta Suarez-FSN-Rosario

Eran hombres y mujeres confinados en la aridez del sur con su clima impiadoso y rodeados de muros tan altos como grises.

El penal había sido pensado como aislamiento de peligrosos delincuentes y se convirtió -al son de marchas militares- en cárcel de máxima seguridad. Albergaba a los y las jóvenes que avanzaron por diversos caminos a esa sociedad deseada sin clases, soñada solidaria, imaginada libre.

Hombres y mujeres que sintieron el compromiso de participar en la Historia y allí fueron, a escribirla.

Demasiada pasión para dejarlos libres. Demasiado compromiso para que transiten la Patria. Pero los barrotes no frenan y las paredes pueden treparse porque la determinación habitaba en cada uno de los cientos que poblaban los pabellones.

La imaginación floreció y convirtió cada celda en barricada, cada piedra en martillo, cada uno, cada una, en escapistas sin trucos, a puro coraje.

En agosto duele el frio y el viento se hace intenso. Tanto como para cantar en esos parajes, los versos de aquella zamba que varias veces retumbara en pabellones para acostumbrar voces y silencios, para asegurar que llegara a cada rincón, a cada calabozo. Ese 15 las voces se juntaron y nadie olvidó la letra.

Cuentan los memoriosos que al son del estribillo “¿Con qué armas, señor, lucharemos?” “¡Con las que les quitaremos!” nadie se quedó en su sitio. Los que se iban y los que quedaban, en estudiada danza ocupaban sus lugares, jugaban sus cartas y culminaron las tareas.

Algunos sortearon obstáculos. Algunos regresaron a sus celdas y otros pagaron con su vida, días más tarde la osadía de poder.

Quedará para siempre la determinación, las convicciones, y el coraje.

Quedará para siempre en el viento sureño, el eco de las voces que, en el dulzor de la zamba se alzaron para ser libres.