• Ni dios, ni patrón, ni marido - Virginia Bolten (1870-1969)

    Visionaria, adelantada a su época, fue clave en el movimiento obrero y feminista tanto en Argentina como en Uruguay.

Por Maria Rita Ciucci-FSN-Santiago del Estero

En primer lugar, cabe aclarar que no es la intención limitarnos en estas líneas a unos trazos biográficos de Virginia Bolten. Se trata de recuperar su historia, sustrayéndola del olvido, para que nos ayude a repesar este presente.

Visionaria, adelantada a su época, fue clave en el movimiento obrero y feminista tanto en Argentina como en Uruguay. Sindicalista y anarquista, participó en huelgas y movilizaciones por mejores condiciones laborales y por la igualdad de género.

Como otras tantas mujeres, ignoradas por la historiografía, es una figura inspiradora en la lucha por la justicia social. Oradora apasionada, luchó por una sociedad sin clases y fue detenida y deportada por su actividad subversiva. 

Sin embargo, lo que resulta relevante recuperar hoy, tanto de sus ideas como de su práctica, es su profunda convicción de que la lucha feminista no podía estar escindida de la lucha de clases y por la justicia social.

Los movimientos de emancipación afrontan hoy desafíos muy difíciles. Entre otras cosas, el actual régimen neoliberal pretende atrasar el reloj en lo referente a la igualdad. Ignora, ridiculizándolas, las desigualdades estructurales, trabajosamente descubiertas y cuestionadas durante décadas.

Cabría preguntarnos ¿lograremos quienes sostenemos perspectivas de igualdad resistir el asalto neoliberal? ¿adoptaremos una postura solamente defensiva con el objetivo de consolidar los avances conquistados? ¿podremos redoblar la apuesta para avanzar en la transformación de esa igualdad volviéndola más profunda e incluyente?

Estas preguntas interpelan a todos los movimientos progresistas y subalternos, pero con dilemas específicos para los feminismos.

Podríamos decir que las feministas enfrentamos una disyuntiva, la decisión de qué interpretación de igualdad adoptar. Si adoptaremos interpretaciones liberales, meritocráticas, centradas en la elección individual y el mercado o; el camino más arduo de la interpretación que entiende la igualdad como plena paridad en la participación en la vida social.

Aquí es donde recuperar la historia de Virginia Bolte puede ayudarnos.

“Ni Dios, ni patrón ni marido” fue el lema de “La voz de la mujer”, el primer periódico anarco-feminista argentino. Escrito por y para las trabajadoras y financiado por ellas mismas. Pese a que la publicación se sostuvo apenas un año, produjo un gran revuelo. Desde sus páginas se plasmaron los derechos de las mujeres, se las convocaba a rebelarse contra la opresión masculina, pero sin abandonar la lucha proletaria. El periódico era crítico a toda forma de autoridad: eclesiástica, patronal, estatal y familiar.

Se destacó como oradora en una gran cantidad de manifestaciones y asambleas laborales, donde expresaba sus convicciones respecto a la necesidad de liberar a la mujer y enmarcar esa lucha en el reconocimiento de los derechos laborales en general. Con su discurso de fuerte corte anarquista, arengaba a los trabajadores, buscando generar consciencia social a la clase obrera y enfatizaba la opresión que padecían las mujeres trabajadoras.

Ahora bien, volviendo a nuestro presente, podrían los feminismos de hoy, ¿reorientar sus luchas hacia una interpretación de la igualdad no identificada con el individualismo del mercado sino con la paridad en la distribución y la participación social? Tendríamos que diseñar las estrategias necesarias para librar una batalla fundamental afirmando el control democrático sobre procesos de mercantilización destructivos y fuera de control.

Probablemente siguiendo ese camino, los movimientos feministas no sólo avanzaríamos en la lucha por la igualdad de género, sino que estaríamos aportando a todos los movimientos sociales progresistas.