• Jubilación, un derecho rumbo a la extinción


Por Fernanda Strático- FSN- Mujeres Soberanistas - Luján (Pcia. de Bs As)

El Fondo Monetario Internacional, a cambio del préstamo otorgado nuevamente a Luis Caputo (Macri-Milei), impone condiciones laborales cada vez más precarias que afectan directamente nuestras vidas, especialmente a las mujeres.
Las mujeres nos encontramos en desventaja para obtener la jubilación, por distintas razones. Algunas quedaron en casa cuidando  hijos o a sus familiares mayores: otras, trabajando en casas particulares de manera informal; mujeres y hombres a quienes no les hicieron los aportes, etc. etc.
Aprovechando el descrédito de  “la Política”  y la poca participación en general este gobierno eliminó la moratoria previsional. La misma permitía a muchas personas poder jubilarse después de haber trabajado toda una vida. Era el caso de las amas de casa, por ejemplo, y de otras personas que perdieron sus empleos faltándoles años de aportes. La MORATORIA habilitaba la posibilidad de ir pagándolos para poder jubilarse. Hoy eso ya no es posible.

El condicionamiento del FMI vino por las jubilaciones. Concretaron la exigencia que ya habían intentado en otras oportunidades sin lograrlo. Ahora pudieron. Tal como están las cosas, se encuentra  muy cerca el  AUMENTO DE LA EDAD JUBILATORIA, extendiéndola hasta los 70 años, lo que impedirá la jubilación a un número muy alto de mujeres, ¿cuántas estarán en condiciones de jubilarse? Muy pocas. Dependerá de todas y todos nosotros y nosotras, del pueblo trabajador en su conjunto, impedir que esto avance.

Están disolviendo el Fondo de sustentabilidad, que es la plata de los trabajadores en blanco y monotributistas, para volver a plantear el esquema de jubilaciones privadas, que resultó ser un dolor de cabeza para quienes eligieron el sistema de capitalización.
Estamos ante un nuevo mundo, que vino a barrer con los estándares de vida que teníamos. Un mundo “sin ley”, donde la única ley válida es la del mercado.
Llegar a los 65, 70 años es para disfrutar de la vida que queda, en buenas condiciones, no de manera inhumana, con hambre, enfermedades, medicamentos que no pueden comprarse, como tratamientos que no podrán pagarse. El Estado tiene una función social, y lo estamos perdiendo.
La democracia tal cual la conocemos ya casi no existe, el poder concentrado está al mando de nuestras vidas. Sólo saldremos de este genocidio social  reconstruyendo el lazo comunitario.

La jubilación estaba pensada como “júbilo” para que las personas mayores que trabajaron y aportaron toda una vida pudieran vivir los últimos años de sus vidas con posibilidades de descansar, y recibir un sueldo acorde a sus aportes y los del empleador por casi toda su vida, y hoy se sabe que jubilarse es caer directamente en la pobreza.
Aún cuando la vida se extendió  gracias a la ciencia y la tecnología, y para algunos mejoró la calidad de vida, cuando envejecemos  tenemos derecho a dejar de ser “productivos” económicamente.. Tenemos derecho a poder descansar, viajar, comer algo rico, pagar los remedios que nos empiezan a hacer falta. Sin embargo, en un sistema tan desigual y cruel como el que estamos viviendo, quieren hacernos creer que lo mejor para nosotres es producir hasta los 70 años, y eso no es cierto. Si una persona a esta edad quiere seguir trabajando es porque sabe que con la jubilación no alcanza para vivir dignamente.

El neoliberalismo caló profundo en las sociedades, instalando la idea de que ser libre es no tener un horario de un trabajo, ni un patrón. Sin embargo, al llegar a  la edad adulta, la jubilación ya no existirá como un seguro social, solidario. Ya que hoy el dinero que se recauda para pagar jubilaciones es de los aportes patronales y los que nos descuentan del sueldo como trabajadores activos.
Ya lo hicieron en los años 90, reduciendo el porcentaje del aporte patronal y aumentando el descuento a los  trabajadores, quenes pagaron más. Ahora la historia se repite, pero con una crueldad y deshumanización mucho mayor.

Al aumentar la pobreza, la desocupación, el sistema de seguridad social se deteriora porque recibe menos aportes o porque directamente se deja de aportar. A los privados no les importa de tu jubilación, les importa trabajar con tu dinero. Y cuando llegue la hora del retiro, cobrarás menos que con la jubilación del Estado.
Hoy vemos a los jubilados luchando todos los miércoles. Aparentemente son unos de los pocos que semanalmente ponen el cuerpo y los maltratan, les pegan, los gasean y parecería que esta violencia se fue naturalizando. No tomamos conciencia que todes iremos a ese lugar, con suerte.
Hay tal grado de informalidad laboral en pos del emprendedurismo, que muchos creen que con su solo esfuerzo  es posible lograr salir adelante, y eso es un engaño, ¡¡¡NADIE SE SALVA SOLO, NADIE!!!!!

La libertad es poder vivir plenamente  la vida como a cada quien le gusta, pero con las necesidades elementales cubiertas, salud, alimentación, vivienda, jubilaciones dignas, se dice que los jóvenes ya no serán como nosotros que pudimos tener una casa donde vivir. Nadie piensa que con la jubilación sola es muy difícil por no decir imposible pagar un alquiler, comer y pagar los remedios. Y cuando llegas a esta edad ¿quién te va a ayudar? Nadie, tus hijos no podrán, ni tienen por qué hacerse cargo de nosotres. Ir a un hogar si querés esperar la muerte más o menos, es muy costoso. ¿Por qué llegar a viejos nos lo hacen tan espantoso?, trabajamos toda la vida, apostamos al país, pagamos impuestos, en fin, se dice que las enfermedades de este siglo son la depresión y la soledad, y es el mismo sistema que nos lleva a ello.

Ojalá pronto salgamos de este genocidio social al que estamos asistiendo, sobre todo los que estamos más grandes, quienes somos conscientes, algunos, del daño hecho a la Madre Tierra, a todos los seres que viven con nosotros, árboles, animales, minerales, etc.Hay un ideal marcado desde la hegemonía del poder, que para ser feliz hay que ser eternamente joven. La sabiduría ancestral, los viejos, pasamos a ser un objeto a desechar. “Somos los viejos meados”, así como suena, tan despectivo, con desprecio e incluso odio, pasamos a ser un gasto público innecesario, y si nos morimos, mejor aún. ¡Tenemos que despertar!


Nota en audio debajo