• De la biblia norteamericana de los “golpes suaves” a la política de Trump

Por Koly Bader-FSN-Tucumán

Los costos políticos de las numerosas injerencias de los EEUU en terceros países y nuevas teorías y estudios sobre métodos de control social han cambiado los patrones de conducta del imperio en los países que consideran centrales para su geopolítica. La comunidad internacional tomó conciencia de que las teorías conspirativas no son sólo teorías y las pruebas de las actividades ilegales de EEUU fueron abrumadoras. En el presente siglo y por definición del Departamento de Estado de ese país, las técnicas intervencionistas han cambiado en función, tanto de lo que la política internacional puede soportar, como de las facilidades aportadas por las nuevas tecnologías. Los intereses de los EEUU en el mundo son hoy defendidos por la red de inteligencia más grande del planeta que aporta estrategias utilizando organizaciones locales camufladas. Bajo consignas humanitarias, democráticas, culturales, de desarrollo o de casi cualquier tipo, organizaciones no gubernamentales de apariencia inocente financiadas por la CIA son la punta de lanza de las operaciones de desestabilización de gobiernos rebeldes a los dictados del Departamento de Estado de EEUU. Los efectos de la acción disolvente de estos organismos han dado en llamarse “golpes suaves”.  Consisten en movilizar a ciertos sectores de la sociedad contra sus gobiernos, a fin de provocar escenarios de desestabilización política que cuestionen su legitimidad. Estas estrategias generalmente van dirigidas a gente de buena fe, que son fáciles de manipular. Así se logra hacerlos trabajar en el sentido deseado. Como lo explica el investigador Terry Meyssan “Primero, se dirigen a gente de buena fe. Los hacen salir a las calles, dirigirse contra el Gobierno, crear una situación en la que diversos sectores sociales pueden llegar a enfrentarse. Luego de generar la rabia popular, debe darse la impresión de que el Gobierno no representa el interés nacional y que pierde legitimidad frente a la sociedad; es decir, que el Gobierno pierde la legitimidad mientras la adquiere la sociedad”. Para ello cuentan con el apoyo de sus empresas para, por ejemplo, generar desabastecimiento, aumentos de precios y maniobras de cartelización que predisponen el humor social contra las autoridades. También se dedican a financiar la prensa (ver aparte) que difunde y amplifica los conflictos existentes o creados, y otros muchos mecanismos. Estas técnicas de operaciones de control social no son para nada improvisadas. Por el contrario, tienen una suerte de biblia de la desestabilización que es la obra escrita por Gene Sharp*

“De la dictadura a la democracia”. Como es de práctica todo se oculta bajo el simpático concepto de la no violencia y por la democratización, pero en realidad se caracteriza de dictadura a todo gobierno que no sea aprobado por el Departamento de Estado.

La no violencia como técnica de acción política puede ser utilizada con cualquier fin. En los años 80, la OTAN se interesó por su posible uso para organizar la resistencia en Europa después de una invasión del Ejército Rojo. Hace quince años que la CIA la utiliza para derrocar gobiernos recalcitrantes sin provocar la indignación internacional. Para ello dispone de una vitrina ideológica: la “Albert Einstein Institution” fundada por el mencionado filósofo Gene Sharp y financiada por la CIA.

Mientras decenas de miles de ciudadanos norteamericanos duermen ahora en sus autos o en la acera por el impacto devastador de la crisis económica, el aparato de espionaje y de injerencia de Estados Unidos alcanza proporciones jamás vistas en la historia de esta nación.

En unos quince años, según cifras oficiales, los gastos de las 16 agencias de inteligencia de Estados Unidos han pasado de 26 mil millones de dólares (1994) a 75 mil millones de dólares, tal como lo confirmó en conferencia de prensa, el zar de la inteligencia norteamericana, Dennis Blair.

Más aún. El número de funcionarios empleados en este gigantesco aparato de infiltración, de información y de agresión alcanza ahora los 200.000, sin contar la legión de agentes, informantes, colaboradores que la maquinaria imperial engrasa en cada rincón del mundo con el propósito de mantener su dominio. Estados Unidos dispone de la red de espías más extensa de la historia, cuyo involucramiento en una larga sucesión de conspiraciones, secuestros, asesinatos y actos de terrorismo y de subversión está ampliamente demostrada. En términos de números, Washington detiene ya desde hace un par de décadas el récord mundial absoluto de la actividad de inteligencia, no solo entre sus enemigos o presuntos enemigos sino hasta en el aparato gubernamental y empresarial de las naciones que más servilismo le muestran, y que más apoyo le ofrecen. Como dice el refrán popular, el zorro pierde el pelo, pero no las mañas.

Hoy el libro de cabecera del Departamento de Estado de EEUU es de autoría de Gene Sharp, un politólogo que pasó a la posteridad con “De la dictadura a la democracia”, su obra tan admirada por los servicios de inteligencia norteamericanos.

De acuerdo a los métodos acuñados por Sharp, desde hace muchos años el gobierno de EEUU está financiando secretamente a medios de noticias y periodistas extranjeros. Reparticiones públicas como el departamento de Estado, el departamento de Defensa, la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development, USAID), el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), el Consejo Superior de Radiodifusión (Broadcasting Board of Governors, BBG) y el Instituto de EEUU para la Paz (US Institute for Peace, USIP), financian el “desarrollo de los medios” en más de 70 países.

La revista In These Times descubrió que estos programas mantienen a centenares de organizaciones no gubernamentales extranjeras (ONGs), periodistas, políticos, asociaciones de periodista, medios informativos, institutos de mejoramiento de periodistas y facultades académicas de periodismo. El tamaño de los aportes puede extenderse desde algunos miles a millones de dólares.

“El tema que estamos enseñando es la mecánica del periodismo, así sea prensa escrita, televisión o radio”, explicó Paul Koscak, portavoz de la USAID. “Cómo hacer una historia, cómo escribir balanceadamente..., todo ese tipo de cosa que usted esperaría de un verdadero profesional de prensa”.

Isabel Mac Donald, directora de comunicaciones de Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) –Imparcialidad y Transparencia en la Información–, un observatorio de medios de Nueva York sin fines de lucro, también tiene una visión crítica. “Éste es un sistema que, a despecho de su profesada adhesión a las normas de la objetividad, a menudo trabaja contra la verdadera democracia” –dijo– “apoyando la disensión sofocante y sin discriminar la información falsa que resulta útil a los objetivos de la política exterior de EEUU”.

El gobierno de EEUU es el proveedor más grande de fondos para el desarrollo de los medios informativos en todo el mundo, sin incluir el dinero del Pentágono, de la CIA o de las embajadas de EEUU en los países receptores. Para complicar el cuadro, muchas ONGs extranjeras y periodistas reciben fondos para el desarrollo de los medios de otras fuentes de financiamiento del gobierno de EEUU. Algunos reciben plata de varios subcontratistas de EEUU y de “organizaciones internacionales independientes sin fines de lucro”, mientras que otros reciben dinero directamente de la embajada de EEUU en su país.

El financiamiento del gobierno de EEUU a medios extranjeros tiene una larga historia. A mediados de los años 70, dos investigaciones del Congreso derivadas de Watergate, las comisiones Church y Pike, del senador Frank Church (D-Idaho) y del representante Otis Pike (D-NY), develaron las actividades encubiertas del gobierno de EEUU en otros países. Ambos comités confirmaron que, además de periodistas financiados por la CIA, extranjeros y estadounidenses, el gobierno de Washington también subvencionó medios impresos extranjeros, radios y cadenas de televisión, algo que también hacían los soviéticos.

Las investigaciones del Congreso establecieron que el financiamiento clandestino de EEUU a medios extranjeros desempeñó a menudo un papel relevante en la política exterior, pero en ninguna parte tanto como en Chile a comienzos de los años 70.

“La principal operación de propaganda de la CIA, a través del periódico de la oposición El Mercurio, probablemente contribuyó lo más directamente posible al derrocamiento sangriento del gobierno de Allende y de la democracia en Chile”, dijo Peter Kornbluh, analista del National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), un instituto de investigación no gubernamental independiente.

La estrategia golpista –basada en el opúsculo de Sharp De la dictadura a la democracia– se ejecutó con éxito en el derrocamiento del presidente georgiano Eduard Shevarnadze, en noviembre de 2003, y la ascensión al poder de Viktor Yuschenko en Ucrania, en diciembre de 2004.

En América latina la estrategia del “golpe suave” se ha registrado a través de cinco modalidades. Ha triunfado en Honduras (2009) y Paraguay (2012), pero ha fracasado en Venezuela (2002), Bolivia (2008 y 2012) y Ecuador (2010).

Según el periodista Hugo Moldiz Mercado, la policía boliviana se ha convertido para la embajada de Estados Unidos en otro de sus factores principales para la subversión desde que fracasó el intento de la derecha de involucrar a las fuerzas armadas en sus planes desestabilizadores durante el período 2006-2009.

Esta estrategia hacia el aparato encargado de garantizar el orden público interno –que históricamente ha tenido una relación carnal con la CIA, la DEA y el FBI–, se maneja por control remoto desde Buenos Aires. Ocurre que luego de varias expulsiones de personal militar y de la DEA de Bolivia, Venezuela y Ecuador por injerencia en los asuntos internos y actividades de espionaje, muchos de esos funcionarios han sido reasignados en la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires, que ya no cuenta con espacio físico para tantos militares y agentes antidrogas.

Para todos esos oficiales de las diversas ramas de inteligencia estadounidense que –tras ser expulsados de sus destinos originales–, hoy se disputan los escritorios y los sillones en Buenos Aires, el libro de Sharp es un credo. La experiencia de Ucrania, Georgia, Venezuela, Ecuador y la de Bolivia, que experimentaron la fuerza del “golpe suave”, confirma el uso que los conductores de la desestabilización hacen de climas construidos por medio de la manipulación de criterios informativos.

El politólogo Gene Sharp, al que se le atribuye la autoría de la estrategia detrás del derrocamiento del gobierno egipcio, propone 198 “armas no violentas”, las que van desde el uso de colores y símbolos hasta funerales simulados y boicots.

Su contribución al derrocamiento de Slobodan Milosevic, en Serbia, en 2000, lo catapultó a toda Europa del Este, Sudamérica y Medio Oriente.

Cinco etapas de un golpe suave

Gene Sharp

De acuerdo con Sharp, el intelectual preferido de los espías del Siglo XXI, la estrategia del “golpe suave” puede desarrollarse por etapas jerarquizadas o simultáneamente de la siguiente manera.

1ª etapa: ablandamiento, empleando la Guerra de Cuarta Generación: desarrollo de matrices de opinión centradas en déficit reales o potenciales, cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento, promoción de factores de malestar, entre los que destacan: desabastecimiento, criminalidad, manipulación del dólar, lockout patronal y otros, denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.

2ª etapa: deslegitimación: manipulación de los prejuicios anticomunistas, impulso de campañas publicitarias en defensa de la supuesta libertad de prensa, derechos humanos y libertades públicas, acusaciones de totalitarismo y pensamiento único, fractura ética-política.

3ª etapa: calentamiento de la calle: cabalgamiento de los conflictos y fomento de la movilización de calle, elaboración de una plataforma de lucha que globalicen las demandas políticas y sociales, generalización de todo tipo de protestas, exponiendo fallas y errores gubernamentales, organización de manifestaciones y tomas de instituciones públicas que radicalicen la confrontación

4ª etapa: combinación de diversas formas de lucha: organización de marchas y tomas o disoluciones de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria, desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad, impulso de campaña de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar a los organismos de seguridad

5ª etapa: fractura institucional: sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, se obliga la renuncia del presidente.

Al día de hoy se observa, de la mano de la crisis de poder del imperio, un cambio sustancial en la política exterior de EEUU. Donald Trump encuentra anticuado e ineficiente el planteo de Sharp. Ha venido a hacer explícito el discurso que antes campeaba en las usinas de ideas de la extrema derecha norteamericana.

Para ellos la situación no resiste más el disimulo del disfraz democrático. Aunque básicamente la democracia liberal no ha existido verdaderamente en el sur global y siempre fue manipulada, la política del imperio se ha transformado en un agresivo ariete combinando el poderío del dólar con las más de 800 bases militares en el planeta.

Sobre todo en América Latina veremos cada vez mas la agresiva presión del imperio. Siempre, claro, con la colaboración de las oligarquías locales, sus intelectuales y políticos.

Un papel fundamental lo juega la prensa en todas sus formas y modalidades. La disputa es por las conciencias. La disputa es por la subjetividad. Por ahora no harán falta intervenciones directas de sus ejércitos. No mientras las oligarquías locales les sean dóciles y las fuerzas populares se muestren dispersas e inorgánicas. Pero sólo por ahora.

 

Lo anticipó Noam Chomsky en “Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática”

1. La estrategia de la distracción  

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.

“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad 

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad 

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen 

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos

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